El impuesto de la carne podría tener cambios dispares.
Al poner un impuesto de la carne podría haber un decrecimiento de la calidad. Los consumidores que quieran comer carne y no la puedan pagar, compraran carne de menor calidad. Habrá un mayor mercado de carne de menor calidad que repercutirá en la salud de las personas. La carne procesada al ser más barata será más vendida.
Aunque no sea deducible de primeras, podría favorecer la prostitución. Psicológicamente en el subconsciente comer carne se puede relacionar con el sexo. No quiero decir que los vegetarianos no tengan sexo, pero popularmente se puede relacionar. I si es un impuesto de la carne puede ser un impuesto por tener sexo.
También podría haber más consumo de pescado. Con la pesca ya sobreexplotada, esto incrementaría la sobre-explotación de bancos de peces. O el incremento de granjas de peces.
La venta de frutas, legumbres y verduras podrían incrementarse. Un aspecto sano de esta política, pero no sé si hay suficiente campo para producir tantos vegetales. Los países que tengan estos recursos, incrementaran las exportaciones. Y los labradores que no adopten tecnología para ser más eficientes no subsistirán.
El origen de esta política es una coalición de organizaciones Holandesas.
Holanda es uno de los primeros y más eficientes exportadores de vegetales, entonces se va a posicionar económicamente al frente de las exportaciones de estos.
También mi argumento sobre que incrementa la prostitución lo puedo relacionar con el barrio rojo de Ámsterdam y como tratan la prostitución en Holanda.
Y Holanda también tiene muchos puertos pesqueros que económicamente se beneficiaría del supuesto incremento de la venta de pescado.
El argumento de la huella ecológica de sector ganadero mejorado por la producción de vegetales no le hace sombra a la huella que deja el gas y el petróleo.
Querer mejorar nuestra dieta comiendo menos carne, más vegetales y pescado solo se puede hacer educando a las personas. Pero es difícil porque no todo el mundo tiene el mismo nivel cultural, costumbres y religiones. Aprender a comer y a cocinar es básico. No todos lo hacen, y se anclan en lo que han hecho siempre en casa.
Aprender, aprender, aprender.
y No, política, política y política.
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