TIEMPOS DE NO OLVIDAR

2024


Tiempos hartos aciagos corren
de inquinas, vulgaridad y memez,
simplezas por todos lados
de quienes presumen de lucidez.
    Nunca tanto mentecato
se ha arrogado el deber
de, blandiendo hiriente prosa,
verso irónico, despreciador y procaz
de erigirse en paladín innato
con opiniones que no hemos menester.
   Grupúsculo de “elegidos”,
no menos de un cien llegarán a ser,
que disponen de foro
y voceros con contrato
para reprender y proponer
a Políticos y Eclesiásticos,
a la Patronal y a todo Juez,
a Economistas y Catedráticos,
instituciones y Oenegés.
   Remedan su operativa,
les presuponen intenciones y
juzgan hasta el agravio
cuestionando personalidades tales
desde tertulias y diarios
con propuestas de todo jaez.
   La ignorancia siempre fue atrevida
y la modestia cara de ver.
   En púlpitos y ágoras
los Alsinas y de Los Santos,
Grisos y Anas Rosas
Herreros y Maruendas
pontifican falaces,
y en Columnas y Editoriales
campan los Indas y Usías
constituyendo bestiario informante,
que pontifica de cosas serias,
con verbo asaz infamante,
que plantean crítica
de impropias maneras
a especialistas sesudos
habiendo el mínimo bagaje
de Periodismo un Diploma,
resulta para el lector
y al que a las ondas asoma
no una pésima broma,
sino “ULTRAJE.”
   A ellos, tan negativamente dispares,
un mismo espíritu anima
y en igual cuestión convergen;
denostar, zaherir y hasta vilipendiar
mostrando la mayor inquina
sobre unos que no hallan encaje,
malqueridos y despreciados,
que tuvieron por paladín un enano
y uno desde Waterloo villano.
   ¿Reclamar amores al odiado
y al contra su voluntad retenido?
¿No es de un necio pretensión?
¿O se ciñe la cuestión
al complejo jamás reconocido
de mirar como sin tutelas
te progresan, dejando estelas?


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