El rey interino

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Al arduo pesar de ser rey conviene que sea más efímero y sea convertido en rey interino. Ser rey debe ser una profesión, un rol, una condena, un suplicio, un trabajo típico del tripalium antiguo, una tradición, un reto, una obligación o cualquier sentido que le queramos dar. Pero debe ser algo interino y no durar toda la vida. Dejar paso a otras generaciones, otras formas de hacer y no anclarse en tradiciones antiguas y obsoletas.

Alguien dijo que tenemos leyes del siglo XIV, sociedad de los años 60 y tecnología del siglo XXII. Y los que se aferran a ser reyes anacrónicos mantienen esta diversidad de siglos a la vez. Es cierto que no todo el mundo va a la misma velocidad. La percepción del tiempo en cada edad es diferente. Y también el Síndrome de Peter Pan o el Síndrome de Wendy y los percances psicológicos de cada persona pueden convertir un adulto en un niño.

La plebe

Los que no son reyes, asignados como plebe, quieren tener su espacio para ser reyes. Personas con pocas aptitudes quieren ser tratados como reyes. Pero lo que quieren que se les trate es con educación.

Hay personas también que dirigen a otras personas y les tratan como plebe. Por lo que han estudiado, por tener la autoestima subida o por qué son tóxicas, les miran por encima del hombro. No las tienen en consideración y no tiene paciencia para explicar las cosas si no las han entendido. No hay malos alumnos, hay malos profesores. El reto es que los alumnos que tienen algún defecto psicológico o de entendimiento cultural sean tratados con respeto y acorde a su capacidad.

Un día te pueden tratar como un rey cuando vas a un restaurante, un hotel, o has contratado a alguien para que te sirva. Pero la vida da muchas vueltas y se pueden girar los papeles.

El cargo, la profesión, o el rol en ese momento no da derecho ni a tratar a alguien como rey, ni a tratarlo como plebe. Poco nivel cultural no significa que no te pueda tratar de manera educada. Y con mucho nivel cultural no se debería permitir el desprecio.

Los reyes de la casa

Los niñ@s se les asigna la coletilla del los reyes de la casa. Son tratados con todas las atenciones que el chantaje emocional permita. Los padres chantajean a los niños con regalos y atenciones y los niños con su chantaje emocional copan su posición.

Ser los reyes de la casa es obvio que es un tema temporal, tal cual los reyes interinos. El pesar de tratar a los niños como reyes es que cuando sean adultos quieran tener este mismo rol.


¿Podría funcionar el tratar a los reyes como un jarrón y la plebe como una cuchara?

Esta última frase rompe el esquema. Las personas no son objetos para asignarles una función. Ya sea rey o plebe.


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