Tan caros cotizan, por escasos, que han menester un día para elevarlos a categoría de efemérides?. Es por lo común un tema depositado en íntima confidencia, en persona de confianza o en declaración inducida en el diván del psicólogo. No hay constancia de mujer alguna que públicamente se reconozca, en primera persona, estar desposeída de la capacidad de culminar gozosamente en la actividad sexual las más de las veces que se practica, salvando excepción puntal que pueda concurrir para agotarlo y pese esta supuesta reserva íntima, no consta de mujer que no declare que “existen muchas que no han conocido el orgasmo”, siempre referido a terceras personas, y que es común que los jadeos sean puro fingimiento.
Como se puede alcanzar tal conciencia colectiva, que abarca el género femenino en su conjunto, si es algo que básicamente afecta, a otras, y se ignoran sus circunstancias?. ¿O es que hacen extensivas al colectivo las frustraciones y carencias propias? ¿Se sienten frustradas, por exigentes y bien informadas unas, y ser para otro tema baladí al dar por satisfactorias las sensaciones que percibe? ¿Cuál es el medidor cuántico que determina el grado aceptable de éxtasis para considerar alcanzado el orgasmo?
En mi condición de hombre, no puedo valorar ni cuantificar por desconocer las veces que me han dado a suponer que han alcanzado una cópula maravillosa. Lo cierto y verdad es que, al ser un acto entre dos, la culpa, que es muy fea, nadie la quiere y, por tanto, se atribuye a la otra parte la responsabilidad. ¡No existe la mujer fría, sino el hombre inexperto! tal aseguran.
Con el San Martín a cuestas de no laborar, por inhibición o por exceso de excitación, para el goce y disfrute de la pareja y de ser incapaces de ajustar la eyaculación al “tempo” del orgasmo de ella, somos reos, – “demandados en juicio civil o criminal”, según la RAE – por una acusación sin fundamento.
Conocemos aceptablemente nuestro cuerpo, los hombres, las apetencias y que la naturaleza, que nos obró distintos, nos ha bendecido con un artilugio de respuesta rápida y predisposición a cualquier suerte de encuentros piel a piel, y que con base en ello actuamos, libres de tabús, lo saben ellas. Por ende, nadie ha propuesto el día del orgasmo masculino, por innecesario.
En tiempos de “empoderamiento de las mujeres”, palabro de moda que pretende compendiar los múltiples objetivos que cada vez más alcanzan ellas, con toda justicia, espacios y poderes antes reservados a los hombres, ejercidos en Ministerios y Direcciones Generales, con indiscutida capacidad i formación, y no se empoderan de sí mismas para prever y proveer al propio cuerpo de los mecanismos necesarios i exigibles en post de alcanzar una confluencia satisfactoria con la otra parte, que por ser propio no es delegable?
Me asalta la duda.
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