Las buenas maneras de la educación no casan con el amiguismo. Alguien honesto circula con los amigos pero sin llegar a ser amigos. El amiguismo es más bien un concepto de soborno social. Y por el hecho de tener una vinculación social con las personas se puede tender a coaccionar sutilmente, dejarse vencer por no defraudar, hacer la vista gorda, falsear sentimientos, evitar enfadarse cuando la autoestima peligra o adular gratuitamente. Etcétera.
La falsedad del amiguismo vincula a las personas, y a la vez las separa. Bombardea las neuronas espejo y como consecuencia la empatía.
Puede parecer un juego de seducción descafeinado. En cambio, no es ni seducción, ni café, solo un juego que se gana al inicio y se pierde con el tiempo. La bola de nieve se hace grande y se deja para el futuro lo malo.
En el Trabajo
El amiguismo en el Trabajo se confunde con hacer la pelota. Pero también pone palos a las ruedas a los que son más profesionales y no quieren agradar, solo hacer un Trabajo. Aunque la palabra Trabajo en el lugar que haces las tareas a cambio de un sueldo, en catalán la llamamos “feina”. La palabra Trabajo etimológicamente proviene de un elemento de tortura y la palabra “feina” proviene de “lo que queda por hacer”. En un caso es una tortura y en el otro es más professional. Cuidando siempre como hablamos y usamos las palabras para que nuestra higiene mental sea buena y no saboteada por como lo decimos.
Personas sensibles
Personas con poca templanza, metes débiles o con algún problema psicológico pueden caer en el amiguismo. Las personas con necesidad de ser reconocidas también. La variedad de perfiles de personas que nos vamos encontrando a las personas sensibles les cuesta más encontrar un punto de equilibrio.
Posible solución al amiguismo
Al otro lado del amiguismo no es hacerse, el esquivo, es tener asertividad.